Humahuaca.
Es un lugar muy chico, tranquilo y con un clima muy seco y caluroso en donde el viento se hace sentir. Se puede observar mientras caminas por las calles de tierra todas las casas que son construidas con barro.
Camino al hostal nos encontramos con Diego un lugareño que nos alquilo una casa mas barata que el hostal y con todos los servicios.
En Tilcara visitamos la garganta del diablo, una cascada que abastece de agua al pueblo y que el rio corre por una quebrada entre las montañas. Los paisajes son hermosos, montañas para donde se mire, de dos o tres colores. La coloración se la dan los diferentes minerales que hay en la piedra. Camino a la garganta del diablo se puede cruzar con ancianas que pastorean cabras.
Es increíble ver a esas mujeres subiendo las montañas, por las sendas empinadas. En Tilcara probamos el bife de llama, es rico pero en el fondo tiene un gusto a zoo pero es rico.
En nuestro segundo día en Tilcara fuimos hasta el Pukara, una fortificacion indígena que sobrevivio a la invasion de los colonizadores por ubicarse a lo alto de una montaña y por estar rodeado de cactus.
Esta tarde salimos para La Quiaca, ciudad argentina que limita con Bolivia.
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