sábado, 24 de noviembre de 2007

No, muchas gracias....

Este es un capitulo aparte que se merecen los vendedores de cartagena, ante todo quiero pedir disculpas por lo pesado del relato, pero es necesario para que uds sepan lo que se vive cuando uno baja hasta la playa de cartagena.
Uno se sienta en unas cómodas sillas y ahí empieza el show, primero se te acercan los que venden ceviche:
V- ¨ tengo ceviche tengo¨( hablan en capicúa)

N- ¨...no, muchas gracias¨

V- ¨ ... muy rico y bien cargado.¨

N- ¨... no en serio, muchas gracias.¨

V- ¨... pero has comido ceviche, mira que es muy sabroso.¨

N- ¨... no como pescado ta, gracias.¨( la contestación es cada ves menos amable)

Para seguir con el postre te ofrecen ensalada de fruta, de todo los tipos de frutas y en todo los estados ya que el calor hace lo suyo:
V- ¨... una ensaladita de frutas bien jugosa?¨

N- ¨...no, muchas gracias¨

V- ¨ pero chico la fruta es sana, te hace bien.¨

N- ¨si gracias pero no quiero.¨

V- (al otro día) ¨... hoy si me vas a comprar la frutica

N- ¨no hoy tampoco¨

V- ¨...pero entonces cuando?¨

N- ¨... o sea, como le explico, no como fruta, no me gusta.¨

V- ¨... a pero bien malo eres, no quieres la fruta.¨

N- ¨... noooooooooooooooooo¨

Y bueno también le vamos a sumar a los que venden pulseras y collares, tienen muy lindos, es verdad, pero cuando uno no quiere ni pude comprar nada, por mas que me lo vendas barato el tema es que no quiero:
V- ¨¿ Argentina o España? ( ese ya arranco mal)

N- ¨ Uruguay¨

V- ¨...ahhh Uruguay, Forlán.¨ ( es por lo que nos conocen, que le vamos a hacer)

N- ¨... si Forlán, pero no queremos nada¨.¨

V- ¨ pero por ser a vos te la dejo barata, a 2000, 1 dolar.¨

N- ¨ no gracias, en serio, no¨.

V- ¨... a bueno solo por esta ves te la dejo a 1000¨

N- ¨no en serio, no quiero ni para mi ni para regalar, gracias.¨

Bueno yo no se si logre trasmitir un poco la pesades que es encontrarse con un vendedor acá, pero les puedo asegurar que esto no es nada, son mucho peor.
Yo entiendo que es su trabajo y todo lo que quieran pero son un poco pesados, y lo peor de todo es que se te enojan, vos les decís de la mejor manera que no y se te van como enojados, como si uno estuviera en la oblación de comprarles.
Es algo cotidiano porque insisten todos los días y no se cansan, es admirable la capacidad para romper la tranquilidad.

Cuando llegue a Uruguay voy a abrazar al primer vendedor ambulante que se me pare adelante, hasta a ellos se los extraña cuando uno se cruza con estos individuos.

Estos son solo algunos ejemplos, porque hay mucho mas vendedores que estos.
En el dialogo la V- es de vendedor y la N es de nosotros.